CLASES ABIERTAS

CLASES ABIERTAS

20100213

PREMISAS

HUMILDAD:
Humildad. (Del lat. humilĭtas, -ātis). 1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. Sencillez. 1. f. Cualidad de sencillo. Sencillo. 6. adj. Dicho de una persona: Natural, espontánea, que obra con llaneza. 8. adj. Ingenuo en el trato, sin doblez ni engaño, y que dice lo que siente.

—Diccionario de la Real Academia Española.


No se vale presumir

En el mundo de hoy todos parecemos estar participando en una competencia para ser el más rico, el más inteligente, el más guapo, el más exitoso… El orgullo hace que muchas personas busquen esas metas, se crean superiores a los demás y cometan una serie de equivocaciones: creen que lo pueden todo, imponen sus decisiones y desprecian a las otras personas.
Es un mal que puede ocurrir en la casa, con la familia, y en el trabajo, con los compañeros. También ocurre en la escuela: en cada una de ellas hay niños y niñas presumidos porque son los más aplicados y los mejores deportistas, o porque sus papás tienen tal y tal cosa. Esa actitud de soberbia es contraria a la generosidad, la empatía y la amistad porque impide comprender a los demás y les hace pensar que no necesitamos de ellos. Por otra parte, frena el crecimiento personal: cuando creemos que lo sabemos y lo podemos todo, dejamos de esforzarnos para alcanzar nuevos logros.
El remedio a esos peligros es el valor de la humildad que consiste en reconocer que no somos “los mejores del mundo”, en aceptar nuestros defectos y reconocer las virtudes de los otros. En ese intercambio a veces nosotros somos el ejemplo a seguir y a veces lo son ellos. Sumando nuestras virtudes, podemos corregir juntos nuestros defectos.

“Uno de los grandes desafíos de crecer es conservar la humildad.”

APTITUD:
La aptitud (del latín aptus = capaz para), en psicología, es cualquier característica psicológica que permite pronosticar diferencias interindividuales en situaciones futuras de aprendizaje.Carácter o conjunto de condiciones que hacen a una persona especialmente idónea para una función determinada.
La actitud ante una confrontación depende del estado mental en el que nos encontremos.
El estado de nuestra mente es fundamental para desarrollar cada situación de manera acertada o desacertada. Los profesores, libros y publicaciones que existían hace una década no hacían referencia, nada más que en unas líneas, a la mente y el Espíritu del practicante. En la actualidad, todos los maestros tratan de pulir su enseñanza, no solo en la aplicación de sus técnicas, sino también en sus corazones.

El desarrollo de cualquier acontecimiento depende de los pensamientos que existan en nuestras conciencias en ese instante y que se encuentran condicionados por los sentimientos albergados desde la infancia. Una situación de agresividad vivida a muy temprana edad, puede establecer un marco de impotencia y frustración que nos acompañe en cada momento de nuestros días y se exprese violentamente si no le ponemos remedio.

DISCIPLINA:
La disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados, soportando las molestias que ésto ocasiona.

La principal necesidad para adquirir este valor, es la auto exigencia; es decir, la capacidad de pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo "extra" para ir haciendo las cosas de la mejor manera. El que se sabe exigir a sí mismo se hace comprensivo con los demás y aprende a trabajar y a darle sentido a todo lo que hace. La disciplina es indispensable para que optemos con persistencia por el mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando una conciencia bien formada que sabe reconocer los deberes propios y se pone en marcha para actuar.

Explicar qué es la disciplina resulta muy difícil, ya que su significado ha variado en función del cómo, dónde y en qué tiempo se ha aplicado, por ello su concepto conlleva elementos morales, éticos, de sumisión, a veces de subordinación, y de control de la conducta por medio de la razón, de la conciencia, de la motivación o la limitación.
Este valor es fundamental y básico para poder desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades que se presentan día a día.

LA HONESTIDAD

Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en ellas mismas.

No debemos olvidar que, los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas.

Recordemos que el valor de la honestidad:

Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quién lo que le es debido.

La persona que es honesta puede reconocerse por:
- Ser siempre sincero, en su comportamiento, palabras y afectos.

- Cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o retrasos

voluntarios.

 Evitar la murmuración y la crítica que afectan negativamente a las personalidad de los demás.

- Guardar discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales.

- Tener especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales.

Parte importante de nuestro esfuerzo personal para mejorar este valor, es reflexionar en nuestra actitud habitual hacia la honestidad:

- ¿Aprovecho el tiempo trabajando con intensidad? y profesionalmente evito aparentar ocupación para

no recibir llamadas de atención?

- ¿Cumplo con la promesa de no revelar confidencias recibidas, sean personales o profesionales?

- ¿Evito aprovecharme de la ignorancia, el descuido, las debilidades o el exceso de confianza de los

demás?
- ¿Devuelvo con oportunidad y en buen estado, todo lo que he recibido en préstamo?

- ¿Reparo el daño causado a los bienes ajenos por mi descuido o pereza?

- ¿Rechazo toda murmuración o comentarios que afecten a la reputación de los demás?

- ¿Procuro hablar siempre bien de las personas?

- ¿Es mi comportamiento igual con todas las personas y en todo lugar?

LA PERSEVERANCIA»

La perseverancia es el aliento ó la fuerza interior que nos permite llevar a buen término las cosas que emprendemos sabiamente en el transcurso de nuestro caminar.

Los que son perseverantes tienen una alta motivación y un profundo sentido del compromiso que les impide abandonar las tareas que comienzan, y los animan a trabajar hasta el final.
Para ser perseverantes es una gran ayuda ser también disciplinados, y a la vez decididos en todas sus acciones.
La perseverancia es una cualidad común a las personas de carácter sólido, muchas de ellas líderes en su campo de acción, que lejos de amilanarse frente a las dificultades ó a la adversidad, se engrandecen y redoblan sus esfuerzos, con una gran determinación, para conseguir los objetivos reales que se han fijado.

Si creemos en lo que hacemos y nos armamos de paciencia para sortear los obstáculos que se nos presentan en el camino, si no perdemos de vista nuestras metas futuristas, y a la vez luchamos contra el cansancio ó el desánimo, sentiremos en nuestros ser una incomparable satisfacción, cuando tengamos ante nosotros el fruto de nuestro esfuerzo humano.

LA CONSTANCIA
La Constancia en la acción, es uno de los elementos fundamentales para conseguir el éxito. No sólo te permite conseguir tus objetivos, sino que además hace que el esfuerzo no sea pequeño. Si haces un pequeño esfuerzo todos los días, tiene más eficacia, que un gran esfuerzo una sola vez.
el Kenpoista es Constante siempre.

CONFIANZA:
La confianza en sí mismo es un elemento crucial en el desempeño de la persona. Puestas dos personas a realizar una misma tarea, si todos los demás factores son iguales, lo hará mejor y más rápido aquella que tenga más confianza en sí misma. Esto se aplica a todo tipo de tarea, desde la más simple a la más compleja. Te darás cuenta de la importancia de esta afirmación cuando te percates de que la tarea más compleja que tenemos que realizar es justamente vivir.

Muchos son los factores que pueden influir en el hecho de que una persona tenga o no confianza en sí misma, pero hay uno que es primordial: la manera en que es criada la persona. Cuando hablamos de persona, pensamos en una persona adulta y a menudo olvidamos que esa persona adulta fue antes una persona niña. Es durante la infancia que se echan las bases de lo que será la persona adulta, y es muy difícil que esta persona adulta pueda cambiar el rumbo que le fue marcado en su infancia.

Esto es así porque la infancia es la época en que la mente es más maleable, cuando más intensamente recibe la influencia de lo que la rodea. De aquí que cuando se habla de la influencia del medio ambiente o del entorno, se está haciendo referencia a la acción de los padres, de los parientes, de los amigos, de los maestros, de los compañeros escolares, durante la época en que la persona es más influenciable: su infancia.

Existen maneras de criar a un niño que estimulan la confianza en sí mismo y otras que tienden a destruirla. Deshacer el efecto de una mala crianza o una mala educación, es muy difícil cuando la persona ya es adulta. Sin embargo, el cambio puede darse, ya sea de manera fortuita o de manera deliberada.

Si pensamos que la confianza en sí mismo (o auto-confianza) se refiere a la creencia en la propia capacidad para llevar a cabo una tarea, podemos darnos cuenta de las diversas formas en que puede incrementarse la auto-confianza de una persona. En primer lugar, existen experiencias fortuitas que permiten a la persona darse cuenta de que es capaz de llevar a cabo una tarea para la que pensaba no tener condiciones. Se les suele llamar "experiencias cruciales" porque marcan una encrucijada en el camino vital.